Brindaremos el día doce por ellos y por nosotros

 

Nos vemos en la gira del próximo milenio… Profecía autocumplida. El gran Enrriquito lo sabía, y aunque sólo fuera para no faltar a su palabra, reunió a la banda y lleva ya unos cuantos conciertos al otro lado del charco, incluso algunos en tierras patrias. Pero todos esos a nosotros no nos importan.

 

Porque a nosotros sólo nos tiene que interesar el único, el legítimo, por el cual algunos estuvimos toda una noche sin dormir, aquél que nunca llegamos a creer que verdaderamente se produciría, aunque, en nuestro fuero interno, albergaramos secretamente, cada uno, la esperanza, casi la certeza, de que sí había de venir.

 

Yo me lo tomo como un portazo definitivo a una etapa de la vida. Puestos a coger hitos cronológicos ¿por qué no éste? ¿Cuál mejor para decir adiós, ya definitivo, a la primera juventud? Aquellos años de instituto, incluso secundaria, estuvieron impregnados de las notas de estos maños, entre otros muchos grupos, por supuesto. Pero el hecho de que se separaran antes del milenio, dejándonos huérfanos de un pedazo musical, puede servir un poco de metáfora que simbolice el fin de un ciclo, que ahora se cierra, habiendo vivido nosotros nuestras vidas durante ese paréntesis como esperando algo, sabiendo que faltaba algo, peleando con el hecho, entonces certeza, de que nunca podríamos ir a un directo de los héroes. Pues Bunbury no ha querido dejarnos sin nuestro concierto.

 

Ya no tenemos esos catorce, esos quince, esos dieciocho años. Pero los tendremos el día doce, y también cinucenta y cien, y por supuesto venticinco, tendremos todas las edades y saltaremos y viviremos la fiesta como el que sabe que ha tendio una segunda oportunidad. Sabiendo que pocas veces en la vida dan una segunda oportunidad.

 

Brindaremos el día doce por ellos y por nosotros.